lunes, 16 de junio de 2014

EL CAMINO DE CURAR


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El Camino Ilusorio del Terapeuta

He dejado de pensar que nací para curar gente, descubrí que el que estaba enfermo era yo  y que a quienes supuestamente ayudaba no eran sino proyecciones mías.
 

Durante años creí que mi vocación era ser terapeuta y ayudar a otros. Durante años creí que había sido construido para santificar el nombre de la vida y llegar a ese estado al cual llega la gente que busca espiritualmente, que cree que se va limpiando y cuya meta es llegar a sentarse un día en una tela blanca rodeado de gente vestido de blanco, proclamando a los cuatros vientos su propia limpieza personal y santificación frente al cielo y la tierra.
Esto es, negando la presencia de la noche, del demonio dentro de ellos. Apelando a diversas formas de engaño para que finalmente puedan mirarse al espejo sin reprocharse ni sentir asco por si mismos.
Todos mis demonios fueron resaltados con mi proceso de santificación y búsqueda. Mientras mas trataba de purificar el sexo, más oportunidades se me presentaban de indagar en sus oscuras variables. Mientras mas trataba de imaginarme como un santo, más despiertos estaban mis frustraciones, nudos paranoicos y sentimientos autodestructivos.
Finalmente descubrí que el que estaba enfermo era yo y que a quienes supuestamente ayudaba no eran sino proyecciones mías, mi enfermedad traspasada como un holograma hacia un exterior ilusorio y ausente, vacio y errante. He dejado de pensar que nací para curar gente (Eso es de locos, egocéntricos o hipocritas).
Ahora piso fuerte la tierra y llevo mis pequeñas herramientas guardadas en mi morral, no para sanar a otros, sino para curar las heridas que el largo camino de la existencia ha dejado en mi alma.
Y lentamente me doy cuenta que a cada paso que doy, en mi morral encuentro todo lo necesario para curar las nuevas heridas que con el tiempo van renovándose y transformándose en bellas señales de una vida que como mapa universal atraviesan mi piel y cuentan miles de historias. Historias de un viajero del alma que nunca se agota de ir más allá. Historias de un extranjero que descubrió que su real vocación era vivir en profundidad para si mismo.
¿Y todo el resto del mundo? ¿Y los otros? Ellos también son viajeros que eligen como vivir. Y son libres.

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