jueves, 10 de abril de 2014

ARDÓN UN METEORITO GUARDADO EN UN CAJÓN

La propietaria vio precipitarse la roca desde el cielo hace 83 años y, ahora, tras conocer su valor geológico, dona un fragmento al Museo de Ciencias Naturales del CSIC

Descubierto Ardón, el meteorito guardado por una familia de León durante 80 años
J. M. Trigo
La condrita Ardón
Hace 4.600 millones de años el sistema solar era una inmensa nube molecular en la que elementos primigenios como el Hidrógeno, Helio, Berilio, Magnesio, Hierro o Calcio flotaban sometidos a constantes colisiones. Poco a poco, y por el efecto de fuerzas gravitatiorias, electrostáticas y electromagnéticas, esos gases y metales fueron colapsando en el interior del disco protoplanetario hasta ir formando pequeños agregados que, todavía más lentamente, terminaron formando planetas y asteroides. 4.517 millones de años después de iniciarse ese proceso, concretamente, El 9 de julio de 1931, a las nueve y media de la mañana, una enorme bola de fuego sobrevoló la provincia de León generando a su paso una secuencia de estallidos audibles desde la capital y otros municipios próximos, entre ellos Boñar y Cistierna. Rosa González Pérez, entonces una niña de 11 años, se encontraba haciendo un recado en el centro del municipio de Ardón cuando escuchó una especie de trueno que surgió de una estela de polvo. Justo delante de ella vio caer del cielo una pequeña roca humeante y al recogerla notó que todavía estaba caliente. Por desconocimiento, no comentó nada sobre su hallazgo y la guardó en una cajita, preservándola en muy buenas condiciones durante 83 años. En sus manos tenía un vestigio, llegado desde el cinturón de asteroides que existe entre Marte y Júpiter, de cómo era el sistema solar millones de años atrás.
Descubierto Ardón, el meteorito guardado por una familia de León durante 80 años
J. M. Trigo
El meteorito, de cerca
Durante casi un siglo, Rosa -que hoy tiene 94 años- guardó esos 5,5 gramos del primigenio sistema solar hasta que un sobrino suyo, José Antonio González, pensó que podría ser importante y se puso en contacto en 2013 con el investigador Josep Maria Trigo, del Grupo de Meteoritos del Instituto de Ciencias del Espacio del CSIC y miembro del Instituto de Estudios Espaciales de Cataluña, para preguntarle si ese pedazito de roca negruzca que su tía guardaba en una cajita tenía algún valor. Y lo tenía para la Ciencia. «Un valor incalculable para la investigación, para que las nuevas generaciones de científicos se formen estudiando este tipo de materiales en los que cualquier día podríamos encontrar, ¿por qué no?, restos de vida extrarrestre», explicaba este científico en la rueda de prensa celebrada en la sede del CSIC en Madrid, donde se dio a conocer que sus propietarios han donado una sección del ejemplar al Museo Nacional de Ciencias Naturales del CSIC.
El trabajo de Trigo y de Jordi Llorca, de la Universidad Politécnica de Cataluña, permitió caracterizar a Ardón, que así se ha llamado a este meteorito, como un meteorito primitivo, una condrita ordinaria del grupo L6 procedente de un asteroide desconocido. que ya forma parte del catálogo de la Meteoritical Society, organismo profesional a nivel internacional encargado de esta labor.

Meteoritos en un cajón

La caída de Ardón no es un caso aislado, de hecho, Josep María Trigo explica que «la estadística nos dice que sobre España cae un meteorito al año con una masa mayor de 1 kilogramo. El problema es que muchos no se detectaban y los que lo eran por personas que no pertenecen al mundo de la Ciencia están ahora mismo guardados en cajones. Desde el de Reliegos, en el año 1947, hasta el de Villalbeto de la Peña, en 2004 (que se recuperó a las pocas semanas de su caída), tenemos un vacío de 57 años en los que no hay constancia de caídas de meteoritos, y eso no es posible. Ahora, con la creación en 1999 de la Red de Investigación sobre Bólidos y Meteoritos no pasan desapercibidos. Gracias a nuestro trabajo hemos conseguido datar la órbita del de Villalbeto y recuperar también otro en Puerto Lápice en 2007. Es necesario impulsar la ley del Patrimonio Natural de 2007 que reconoce que los meteoritos españoles son patrimonio geológico y, por tanto, deben ser preservados y permanecer en el país».

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