sábado, 12 de abril de 2014

LA QUIETUD DE LA QUE BROTAN TODAS LAS COSAS

Puede estar el infinito apenas después del UNO?... cual propósito divino en esa plural existencia... tan amorosas sus infinitas manifestaciones, como la propia fuente. Que propósito divino y que misterio las explica?.
Existe una poderosa quietud de la que brotan todas las cosas. Es una quietud que está más allá de las palabras. Sin embargo, a lo largo del tiempo, las personas han intentado nombrar lo innombrable. A esta quietud la han llamado Dios, el Tao, la Mente búdica, pero la quietud no es nada de todo eso. Desde siempre, las palabras no son más que meras indicaciones que apuntan hacia aquello de lo que es imposible hablar.
Por alguna razón, nos aterroriza esta quietud y nos pasamos buena parte de nuestra vida andando de puntillas para evitarla. La quietud es la vacuidad que lo devora todo: toda identidad, el pasado y el futuro, la esperanza, el miedo, el placer y el dolor. Sencillamente nos aterroriza perder nuestra humanidad y hundirnos en esta divinidad, aunque, ahí adentro, se encuentra nuestra salvación: morir, literalmente, en Dios —que es morir en todas las cosas porque todas las cosas son Dios.
Jeff Foster

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