viernes, 11 de abril de 2014

EL CRISTO DE MEL GIBSON


El Cristo de Mel Gibson, una historia de pasión real durante el rodaje
Un momento de la película

El Cristo de Mel Gibson, una historia de pasión real durante el rodaje

El protagonista, Jim Caviezel, sufrió hipotermia, dos latigazos y fue alcanzado por un rayo en diferentes momentos de la grabación

No solo es la cinta «más fiel» al Evangelio que se ha rodado sobre los últimos días de vida de Jesús de Nazaret. «La Pasión de Cristo» también es la más verosímil. Tanto que sus actores sufieron en sus carnes algunos padecimientos reales y la película tuvo que convivir desde su estreno con los recelos de los que la consideraban demasiado cruenta y explícita.
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Mel Gibson, el director, quería retratar como nunca antes se había hecho el sufrimiento de Jesucristo en la gran pantalla, metiendo al espectador en medio de la escena. Lo hizo rodando los diálogos en hebreo, arameo y latín, para trasladarlo con el idioma a la época en la que se plantea la acción. También asumió una dirección de actores descarnada y muy intensa, para acercar el sufrimiento más humano que rodeó a la divinidad de la que estaba hablando.
En el camino, Gibson cometió algunos excesos que ahondaron en el padecimiento del propio protagonista, haciendo incluso más creíble su historia: Jim Caviezel, el actor que encarnaba a Jesús, sufrió un corte de 38 centímetros en su espalda, fruto de un par de latigazos que no debieran haberle impactado. El fallo obligó a rodar el resto de la escena sin las cuerdas lacerantes: los soldados romanos solo sujetaban los palos que usaban como mangos y el látigo se añadió después con efectos digitales.
Este daño físico no fue el único para Caviezel, que cada día se tenía que someter a sesiones de maquillaje de hasta diez horas para recrear sus heridas: también sufrió de hipotermia durante las escenas de la crucifixión, debido al frío que en el momento del rodaje hacía en Italia, donde se habían establecido la mayoría de localizaciones. Y aún le esperaba lo peor: fue alcanzado por un rayo mientras estaba filmando. Milagrosamente y aunque el equipo de la película relató cómo «le salía humo por las orejas» después del incidente, el fenómeno atmosférico solo le dejó aturdido.
Pese a todos estos padecimientos, el resultado del rodaje fue tal que impactó de forma honda en todo el equipo que trabajaba para Mel Gibson. Parte de sus integrantes que hasta ese momento no profesaba ninguna religión, acabó abrazando el catolicismo. Uno de los que se convirtió fue Luca Lionello, el actor que interpretaba a Judas Iscariote y que hasta ese momento era ateo. Quizás fuera por lo poderoso de las imágenes facturadas a lo largo del metraje o tal vez también pudo ayudar los sermones del sacerdote canadiense que oficiaba oficios religiosos cada mañana, por indicación de su director.

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