Amma, la “santa” de los abrazos divinos
Esta semana ha estado en la localidad barcelonesa de Granollers una señora conocida como Amma o Ammachi, y que es famosa en el mundo entero por pasarse la vida dando abrazos a todo el que se acerca a ella. Hasta la han llamado “la santa de los abrazos”. ¿Quién es esta mujer, y a qué se dedica? Su nombre completo –tal como se hace llamar ahora– es Sri Mata Amritanandamayi, y lleva 25 años haciendo giras por el mundo. O, como dicen sus biografías oficiales, “a
lo largo de treinta años de servicio infatigable, Amma ha aconsejado y
consolado a personas de todas las procedencias geográficas, culturales o
sociales”.
Nació en Kerala (India) en 1953, con el nombre de Idamannel Sudhamani. Como es común en las biografías (o hagiografías) de todos estos maestros espirituales de Oriente, se dice que “la devoción hacia Dios formaba parte integral de su naturaleza. A la edad de cinco años, ya componía pequeños cantos devocionales”. No sólo quedó aquí la cosa, sino que “cuando Sudhamani llegó a la adolescencia, su amor hacia el Señor alcanzó proporciones indescriptibles. Danzaba y cantaba extasiada de Dios”. Con 22 años ya comenzó a difundir su propia enseñanza, formando un grupo de discípulos. Éstos la consideran una mahatma o “gran alma”.
Si consultamos su web oficial en español en busca de su doctrina, no encontramos más que afirmaciones difusas y una notable insistencia en los aspectos más filantrópicos de su vida. Así, leemos que “sus enseñanzas son una llamada para que volvamos nuestra mirada hacia las nobles cualidades, las cualidades del corazón en la vida cotidiana. Ella enseña que no podemos progresar espiritualmente si no desarrollamos un espíritu altruista”. Se habla de espiritualidad, compasión, bendiciones y Dios. Pero no se aterriza mucho precisamente. Por las referencias generales sabemos que Amma es hindú, pero poco más se puede averiguar. Los estudiosos la inscriben en la tradición bhakti.
Cuando uno continúa leyendo, ya se encuentra con otras cosas. Por ejemplo, vemos que esta señora tiene categoría divina. Dice su página oficial que “Amma también otorga un darshan especial cuando se viste y actúa como la divina Madre del Universo, tal como ha sido descrita en las escrituras desde tiempos inmemoriales”. ¿Qué es eso del darshan? En el hinduismo, se refiere a la experiencia de contemplación de una divinidad, una figura espiritual importante o un objeto sagrado. Estamos, pues, en el ámbito de lo numinoso. Y es que –no se asusten– cuando Amma se viste de diosa, como acabamos de ver, “revela un poco más de su divino esplendor que es, en definitiva, su propia naturaleza”, e incluso nos ayuda a entender “la dicha y el poder de la divinidad latente dentro de cada uno de nosotros”. Al menos lo de ser dios no es cosa suya exclusiva, y parece que lo reparte. Como dice una de sus canciones devocionales, “Amma camina a tu lado para desarrollar la conciencia de Eternidad en ti”.
Desde nuestra mentalidad occidental, nos pueden parecer confusas las afirmaciones que encontramos en los materiales editados por Amma y su organización, ya que, por un lado, dice todo lo que acabamos de ver sobre su propia divinidad y la de sus interlocutores, pero por otro lado habla de Dios y de la divinidad como algo ajeno, como una alteridad. En los textos se explica que las religiones brotan “de la misma Suprema Conciencia, que Dios es Único y que un constante fluir de divina energía impregna al universo y a todos los seres”. Visto así, parece que propone una visión relativista de todas las creencias, que serían manifestaciones de lo divino igualmente legítimas. Sin embargo, a continuación leemos: “en Amma, nosotros vemos ese divino fluir de amor y sabiduría. Ella es la suprema guía, pues está establecida permanentemente en la inquebrantable experiencia de lo Divino, más allá de las limitaciones y de los condicionamientos personales y culturales. Llegar a Amma es una bendición, es la cosa más preciada”. En pocas palabras: en esta señora se encarna la divinidad. ¿Qué más queremos?
Las expresiones de esta divinidad de Amma se repiten en cualquier ocasión. Estar junto a ella supone sintonizar con lo Divino. Sus estados divinos refuerzan nuestra fe –¿cuál?– y mejoran a toda la humanidad. Mucho le podemos estar agradecidos, ya que ha tenido a bien empequeñecerse para habitar junto a nosotros, simples mortales. ¿Exagerado? Nada de eso, porque acabo de leer que “Amma siempre reside en el Ser, pero desciende al nivel de la gente para ayudarle a crecer espiritualmente”. De hecho, es una salvadora que ha venido a “restaurar nuestra perdida herencia espiritual, independientemente de la religión que profesemos o aunque carezcamos de ella”. Y el paso siguiente que debemos dar es descubrir que la divinidad está también dentro de nosotros, como hemos visto antes. Según parece, la mujer de los millones de abrazos suele decir: “utilizadme como una escalera hacia vuestro propio Ser Divino”. Es más, a través del arati u ofrecimiento de la luz, las personas pueden esperar que sus “limitadas conciencias llegarán a unirse con la Infinita Conciencia”.
El movimiento de esta señora –porque, por mucho que la presenten a ella sola, dirige una organización bastante potente– no sólo invita a las personas interesadas a acercarse a Amma para recibir su abrazo, sino también visitar su ashram (centro espiritual propio del hinduismo) de Amritapuri, ya que “estar con Amma en la India supone una de las más profundas experiencias de nuestras vidas”. ¿Qué se hace allí? Compartir la experiencia de lo divino, dicen. ¿Y cómo? Con el recitado de “los 108 y 1000 nombres de la Divina Madre”, la meditación, la recitación de mantras, el canto devocional del bhajan, el estudio y el servicio (trabajo voluntario diario).
Según informaban estos días los medios de comunicación españoles, en esta parada barcelonesa que forma parte de su gira mundial, Amma ha sido recibida por miles de personas, que se han acercado a recibir su abrazo. Puede parecer algo anecdótico para los que contemplen lo que, para muchos, es un espectáculo curioso y nada más. Pero lo que debería tener claro cada uno de los que se acerquen a esta “santa”, que cuando se viste de Madre del Universo está mostrando su pretendido ser divino, es su contenido explícitamente religioso. No habla simplemente de valores ni de ayudar a la humanidad. Sus adeptos también dicen esto: “todas las deidades, que representan los infinitos aspectos del Único Ser Supremo, existen dentro de nosotros. La persona que posee poder divino, puede manifestar cualquiera de ellos, por su mera voluntad, para el bien del mundo. Devi Bhava [Amma] es la manifestación de lo Eterno Femenino, el que Engendra, el principio activo del Absoluto Impersonal”. Ésta es Amma, a quien habría que llamar “la diosa de los abrazos”. Los que se acercan a recibir su abrazo, ¿saben de verdad todo lo que están abrazando?
Luis Santamaría del Río
En Acción Digital
Nació en Kerala (India) en 1953, con el nombre de Idamannel Sudhamani. Como es común en las biografías (o hagiografías) de todos estos maestros espirituales de Oriente, se dice que “la devoción hacia Dios formaba parte integral de su naturaleza. A la edad de cinco años, ya componía pequeños cantos devocionales”. No sólo quedó aquí la cosa, sino que “cuando Sudhamani llegó a la adolescencia, su amor hacia el Señor alcanzó proporciones indescriptibles. Danzaba y cantaba extasiada de Dios”. Con 22 años ya comenzó a difundir su propia enseñanza, formando un grupo de discípulos. Éstos la consideran una mahatma o “gran alma”.
Si consultamos su web oficial en español en busca de su doctrina, no encontramos más que afirmaciones difusas y una notable insistencia en los aspectos más filantrópicos de su vida. Así, leemos que “sus enseñanzas son una llamada para que volvamos nuestra mirada hacia las nobles cualidades, las cualidades del corazón en la vida cotidiana. Ella enseña que no podemos progresar espiritualmente si no desarrollamos un espíritu altruista”. Se habla de espiritualidad, compasión, bendiciones y Dios. Pero no se aterriza mucho precisamente. Por las referencias generales sabemos que Amma es hindú, pero poco más se puede averiguar. Los estudiosos la inscriben en la tradición bhakti.
Cuando uno continúa leyendo, ya se encuentra con otras cosas. Por ejemplo, vemos que esta señora tiene categoría divina. Dice su página oficial que “Amma también otorga un darshan especial cuando se viste y actúa como la divina Madre del Universo, tal como ha sido descrita en las escrituras desde tiempos inmemoriales”. ¿Qué es eso del darshan? En el hinduismo, se refiere a la experiencia de contemplación de una divinidad, una figura espiritual importante o un objeto sagrado. Estamos, pues, en el ámbito de lo numinoso. Y es que –no se asusten– cuando Amma se viste de diosa, como acabamos de ver, “revela un poco más de su divino esplendor que es, en definitiva, su propia naturaleza”, e incluso nos ayuda a entender “la dicha y el poder de la divinidad latente dentro de cada uno de nosotros”. Al menos lo de ser dios no es cosa suya exclusiva, y parece que lo reparte. Como dice una de sus canciones devocionales, “Amma camina a tu lado para desarrollar la conciencia de Eternidad en ti”.
Desde nuestra mentalidad occidental, nos pueden parecer confusas las afirmaciones que encontramos en los materiales editados por Amma y su organización, ya que, por un lado, dice todo lo que acabamos de ver sobre su propia divinidad y la de sus interlocutores, pero por otro lado habla de Dios y de la divinidad como algo ajeno, como una alteridad. En los textos se explica que las religiones brotan “de la misma Suprema Conciencia, que Dios es Único y que un constante fluir de divina energía impregna al universo y a todos los seres”. Visto así, parece que propone una visión relativista de todas las creencias, que serían manifestaciones de lo divino igualmente legítimas. Sin embargo, a continuación leemos: “en Amma, nosotros vemos ese divino fluir de amor y sabiduría. Ella es la suprema guía, pues está establecida permanentemente en la inquebrantable experiencia de lo Divino, más allá de las limitaciones y de los condicionamientos personales y culturales. Llegar a Amma es una bendición, es la cosa más preciada”. En pocas palabras: en esta señora se encarna la divinidad. ¿Qué más queremos?
Las expresiones de esta divinidad de Amma se repiten en cualquier ocasión. Estar junto a ella supone sintonizar con lo Divino. Sus estados divinos refuerzan nuestra fe –¿cuál?– y mejoran a toda la humanidad. Mucho le podemos estar agradecidos, ya que ha tenido a bien empequeñecerse para habitar junto a nosotros, simples mortales. ¿Exagerado? Nada de eso, porque acabo de leer que “Amma siempre reside en el Ser, pero desciende al nivel de la gente para ayudarle a crecer espiritualmente”. De hecho, es una salvadora que ha venido a “restaurar nuestra perdida herencia espiritual, independientemente de la religión que profesemos o aunque carezcamos de ella”. Y el paso siguiente que debemos dar es descubrir que la divinidad está también dentro de nosotros, como hemos visto antes. Según parece, la mujer de los millones de abrazos suele decir: “utilizadme como una escalera hacia vuestro propio Ser Divino”. Es más, a través del arati u ofrecimiento de la luz, las personas pueden esperar que sus “limitadas conciencias llegarán a unirse con la Infinita Conciencia”.
El movimiento de esta señora –porque, por mucho que la presenten a ella sola, dirige una organización bastante potente– no sólo invita a las personas interesadas a acercarse a Amma para recibir su abrazo, sino también visitar su ashram (centro espiritual propio del hinduismo) de Amritapuri, ya que “estar con Amma en la India supone una de las más profundas experiencias de nuestras vidas”. ¿Qué se hace allí? Compartir la experiencia de lo divino, dicen. ¿Y cómo? Con el recitado de “los 108 y 1000 nombres de la Divina Madre”, la meditación, la recitación de mantras, el canto devocional del bhajan, el estudio y el servicio (trabajo voluntario diario).
Según informaban estos días los medios de comunicación españoles, en esta parada barcelonesa que forma parte de su gira mundial, Amma ha sido recibida por miles de personas, que se han acercado a recibir su abrazo. Puede parecer algo anecdótico para los que contemplen lo que, para muchos, es un espectáculo curioso y nada más. Pero lo que debería tener claro cada uno de los que se acerquen a esta “santa”, que cuando se viste de Madre del Universo está mostrando su pretendido ser divino, es su contenido explícitamente religioso. No habla simplemente de valores ni de ayudar a la humanidad. Sus adeptos también dicen esto: “todas las deidades, que representan los infinitos aspectos del Único Ser Supremo, existen dentro de nosotros. La persona que posee poder divino, puede manifestar cualquiera de ellos, por su mera voluntad, para el bien del mundo. Devi Bhava [Amma] es la manifestación de lo Eterno Femenino, el que Engendra, el principio activo del Absoluto Impersonal”. Ésta es Amma, a quien habría que llamar “la diosa de los abrazos”. Los que se acercan a recibir su abrazo, ¿saben de verdad todo lo que están abrazando?
Luis Santamaría del Río
En Acción Digital
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